Os pongo en antecedentes:
http://www.diariodesevilla.es/article/sevilla/1246363/polemica/twitter/por/la/definicion/sevilla/perez/reverte.html
http://vozpopuli.com/ocio-y-cultura/2647-reverte-sobre-grupo-7-maderos-putas-y-gentuza-la-sevilla-real-que-no-saldra-en-el-hola
Y tiene toda la razón del mundo, coño.
La película es sórdida, mucho.
Comienza la historia en 1987. Mario Casas hace pareja que no pega ni con cola con la gran Inma Cuesta. Tienen un niño pequeño y Ángel, así se llama el personaje de Mario, consigue un puesto como inspector. Ya trabajaba desde tiempo atrás en el llamado Grupo 7, una brigada de la policía encargada de limpiar el centro de Sevilla de droga y yonkis. Ojo: que sea el centro de Sevilla no quiere decir que no esté lleno de trabajo para estos tíos.
Cuando salimos de la cutre vida familiar de Ángel viene lo bueno, sobretodo gracias al trabajo de Antonio de la Torre, que lo borda. Joaquín Núñez es bastante creíble haciendo de poli golfo, gordo, con bigote y padre de familia (y amancebado con Caoba, la puta con la que trapichean heroína estos fenómenos del Grupo 7 mientras no tienen piedad con yonkis y sidosos). José Manuel Poga también pertenece al grupo, éste sí tiene bastante pinta de señorito andaluz, y chilla como una loca cuando se cree contagiado por el SIDA. Julián Villagrán bien, haciendo de yonki confidente, tan destrozado que un par de tortas suaves de Ángel le bastan para cantar La Traviata.
Estos personajes van acumulando mierda a su alrededor a diario, pero algo acelera el proceso: la cercanía de la Expo '92 que se va a celebrar en Sevilla. Al Grupo 7 le meten prisa desde arriba para que la "limpieza" vaya más rapidito. Y, viendo su forma de proceder, las denuncias contra ellos por parte de prostitutas, drogadictos, compañeros del cuerpo y periodistas se multiplican por diez. Ángel lo justifica diciendo que ésto se debe a que las incautaciones se han multiplicado a su vez por cien... Con la porquería ya hasta el cuello son objeto de represalias por parte de las víctimas de sus abusos, cuyo líder les ordena con "gracia" andaluza que se despeloten ("que se quitéis la ropa he disho"). La trama está bien construida y vale la pena, así que mejor no sigo desgranando.
Alberto Rodríguez Librero hila bastante fino en esta película. Pocos detalles se le escapan. Recrear esta Sevilla, y más la de 1987, no es fácil.
A la película le pongo un 8 sobre 10.
Pero quiero hablar con más detalle de Rafael (Antonio de la Torre).
Éste sí que tiene un buen chaperón en la cabeza... Acude por las noches a encenderle una vela a un Cristo (creo que es el del Gran Poder), es agresivo, irascible. Es, con diferencia, el mayor abusón del grupo en cuanto a putas, camellos y yonkis se refiere. Pero su abuso es impulsivo, no obtiene bien alguno a cambio. Simplemente parece que se desahoga... Pero con el transcurrir del tiempo se le endulza algo el carácter, e intenta redimirse acogiendo en su casa a una pobre muchacha rubia y muy joven a la que rescata de un matón. Pero ni por esas... Rafael es un personaje que está jodido, y merece la pena ver a Antonio de la Torre metido en su piel.
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